Nos encontramos con tres elementos que determinarán la pieza urbana que deba desarrollarse en esta área; por un lado la ciudad que sale con sus elementos propios de formación, ejes, tramas, etc., por otro lado la ruralidad y el resto de tejido urbano que las relacionan, y por último el paisaje natural tratando de mantener la presencia que lo caracteriza.
El organizar este borde de ciudad, será el resultado, no de optar por la supremacía de alguno de estos elementos, sino por resolver la fricción entre ellos, manteniendo la tensión de este encuentro, tomando de cada uno de ellos la contribución necesaria para que este borde de ciudad se resuelva fundamentando un paisaje nuevo de concepción distinta al que hoy nos ofrece, consolidando el inacabado límite y entregándolo de forma más equilibrada al entorno natural que lo rodea. Así residencia, infraestructuras y naturaleza deberán convivir en la “armonía” resultante de la fricción antes mencionada.