Era objetivo fundamental dentro del planeamiento, incorporar esta gran pieza de suelo urbano, evidentemente no consolidado, a la ciudad, suelo lleno de preexistencias heredadas de otro modelo de asentamiento anterior. Su permanencia en el interior de la ciudad compacta, a modo de vacío que en determinadas zonas presenta abundante edificación extendida, nacidas mucha de ellas de forma anárquica.
Este ámbito se puede incorporar de manera que se pueda dar continuidad a la trama urbana, y que el crecimiento se produzca en función a la vecindad con la ciudad consolidada, ordenando las dotaciones urbanísticas (las existentes y, sobre todo, las nuevas) en función no sólo de las demandas que el propio desarrollo urbano exige, sino también, cubriendo los déficit existentes del área consolidada próxima, como es el caso de espacios libres, equipamientos comunitarios y plazas de aparcamiento, así como haciendo posible la previsión de importantes dotaciones equipamentales de sistemas generales.
Dada la envergadura de éstos, se puede hacer del área una nueva centralidad dotacional, sobre todo, en lo que atañe a servicios administrativos de las Administraciones extramunicipales: Hacienda y sobretodo Justicia, para lo cual se dispone, junto a elementos ya existentes, la previsión de otros que han de constituir lo que ya se dio en llamar “Ciudad de la Justicia”. Igualmente, el desarrollo de los ámbitos que se integran en esta área, tiene por objetivo el conseguir la permeabilidad Norte-Sur, entre la zona de Balaídos y la zona de Beiramar.